La
bulimia nerviosa es un trastorno alimentario con adicción a la comida como
principal mecanismo para enfrentar problemas. En la bulimia los episodios
repetidos de ingestión compulsiva aumentan la capacidad gástrica, lo cual
retrasa el vaciado, amortigua la liberación de colecistocinina y afecta la respuesta de saciedad.
En
muchos aspectos, la bulimia nerviosa representa un intento fallido de anorexia
nerviosa, con lo que comparte el objetivo de alcanzar una delgadez importante,
pero se produce en un individuo con menos capacidad para mantener una
semi-inanición prolongada o un hambre intensa con la consecuencia de las
personas con anorexia nerviosa de tipo restrictivo. Estos atracones de comida
provocan pánico, porque los individuos sienten que han perdido el control de su
conducta alimentaria. Los atracones indeseados dan lugar a intentos secundarios
de evitar el temido aumento de peso utilizando diversas conductas de
compensación.
La
mayor parte de las personas con bulimia nerviosa no complicada no necesitan ser
ingresados, en general estos individuos no son tan reservados con respecto a
sus síntomas como los pacientes con anorexia nerviosa. Por lo tanto el
tratamiento ambulatorio no suele ser complicado, aunque frecuentemente la
psicoterapia es tormentosa y puede ser prolongada. A continuación se presentaran
los objetivos y el tratamiento a seguir para que se logre llevar a cabo todas
las recomendaciones con respecto al tratamiento nutricional para individuos con
bulimia nerviosa.
OBJETIVO NUTRICIONAL DE LA BULIMIA
-Retener
en la cavidad gástrica el alimento durante el tiempo necesario
-Reducir
o eliminar las conductas purgativas y los atracones
-Disminuir
la tendencia a la restricción de comida e incrementar la variedad de los
alimentos cuando pasen las fases más graves
-Intentar
la práctica de un ejercicio físico no compulsivo
-Mantener
un peso en el rango normal de IMC
-Tratar
las comorbilidades y alteraciones clínicas asociadas al trastorno alimentaria.
-Estabilizar
el equilibrio de líquidos y electrolitos
-Prevenir
los problemas de salud bucal producidos por el vómito y los hábitos
alimentarios deficientes.
-Las
primeras tomas suministradas en un cuadro grave, suelen acondicionarse mediante
el uso de geles y espesantes (dieta semilíquida), sobre todo cuando la
aparición de náuseas y vómito ya no pueda ser controlada por el paciente.
-Posteriormente
pasar a dieta seca, en la cual los sólidos deben distanciarse de la ingesta de líquidos, ya sea tomándolos
media hora antes o una hora después.
-Proporcionar
alimentos de textura adecuada a las condiciones dentales, ya que es frecuente
la erosión del esmalte y la caída de piezas dentales.
-Si
hay boca seca y la molestia es intensa, incorporar alimentos sialogogos en la
dieta (manzana, zanahoria, apio…), siempre y cuando no haya molestias en la
masticación.
-El
valor calórico se calcula conforme el peso ajustado o al ideal, según
corresponda.
-Distribuir
las calorías diarias en cinco tomas (desayuno, comida, cena y dos colaciones)
-Cubrir
las necesidades energéticas basales más 300 a 400 calorías como etapa inicial.
-Disminuir
el consumo de azúcar y alcohol, al
tiempo que se enfatiza la importancia de otros nutrimentos clave.
BIBLIOGRAFIA
Nutrición, diagnóstico y tratamiento, Sylvia Escott -Stump, 7. a edición, editorial Lippincott, 2012.
Sinopsis de psiquiatría, Kaplan - Sadock,, 10 a edición, editorial Lippincott ,2008.
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